JONE URIONAGUENA
SOS Racismo Gipuzkoa

SHEILA PADRONES
Emaús Fundación Social

La siguiente parada de BideGurutzean la hemos realizado en el local que el grupo de Trabajadoras de Hogar de SOS Arrazakeria tiene en Rentería. Un espacio acogedor, recién cedido por el ayuntamiento de la localidad, en el que nos reciben para que nos sintamos como en casa. Y es que eso es precisamente lo que hacen con todas las trabajadoras de hogar y de cuidados que pasan por allí: ofrecerles asesoría laboral, sí, pero también el calor de un hogar del que muchas veces carecen.

Con este afectuoso encuentro vamos complementando los que ya realizamos para conocer de cerca las asociaciones Darkum, Gu Haziak Gara y Cenderos, todos ellos orientados a compartir aquellos saberes que hacen que estas organizaciones puedan transformar, en su día a día, la realidad de las personas con las que se encuentran. Y al igual que estas organizaciones, el grupo de trabajadoras de hogar centra gran parte de sus esfuerzos en la acogida misma, porque la mayoría de estas mujeres inician su proyecto migratorio en países lejanos y llegan aquí, con estudios y sin papeles, para cuidarnos, pero sin tener nadie que las cuide. Y se preguntan, ¿quién cuida a quien cuida?

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Por eso han empezado por cuidarse entre ellas, realizando encuentros todas las tardes de jueves para tomar un café juntas y conocerse mejor, celebrando el día internacional de las trabajadoras de hogar, yéndose a comer una vez al año a una bodega, saliendo al monte o a pasear cuando las horas libres se lo permiten… Porque, como también apuntaban desde Cenderos, la confianza es fundamental para empezar a trabajar aspectos de bienestar psicosocial y, en este sentido, el ocio es primordial.

Pero estos espacios no quedan sólo en el disfrute. También sirven para compartir información, para detectar violencias y abusos, para ser conscientes de que la vulneración de los derechos a las trabajadoras de hogar no es algo que se dé de forma individual, sino que se da de manera sistémica. Así que es tanto desde la asesoría laboral, como desde estos espacios, que las trabajadoras empiezan a organizarse y a hacer colectivas reivindicaciones que, hasta el momento, parecían individuales.

Y es también así como el cuidado se transforma en una forma de ayuda mutua y de donde nacen iniciativas de solidaridad. Ejemplo de ello fue la caja de resistencia que nació durante los primeros meses de la pandemia primeramente en colaboración con la Asamblea feminista de Oarsoaldea, que luego se extendió y fue apoyada por la Asamblea feminista de Tolosaldea, en un contexto muy concreto en el que los derechos de las trabajadoras se vieron aún más vulnerados debido a las restricciones de movilidad impuestas. No hay que olvidar que en su mayoría no tienen contrato, lo que les impedía desplazarse para trabajar. Esto generó que muchas fueran despedidas quedando inmediatamente en la calle. Y lo que empezó como una iniciativa popular para ayudar a estas mujeres a pagar un alquiler, recolectando dinero en huchas situadas en establecimientos comerciales o mediante crowdfunding, ahora sigue activo gracias a donaciones particulares de empleadas de hogar que, cuando ganan algún juicio y reciben una indemnización, deciden dar una colaboración a esta caja de resistencia para ayudar, en un futuro, a otras compañeras.

Estas y otras medidas son las que van tomando para cuidarse entre ellas, para mejorar sus condiciones laborales y para, en fin, mejorar su vida. Pero son conscientes de que, aunque algunas cosas nos toque asumir a cada una como persona, hay otras que han de ser asumidas por las mismas administraciones que perpetúan un sistema que no pone en valor los cuidados pero aprovecha los vacíos para que sean otras quienes cuiden. Por eso, también dedican parte de sus fuerzas a la incidencia política y social y, poco a poco, van logrando cambios en la sociedad. Pero no pueden hacerlo solas. La implicación de las personas que contratan cuidados es necesaria y fundamental. Por ello, también han puesto en marcha iniciativas para generar red entre personas cuidadas y cuidadoras; para que quien cuida tenga unas condiciones de trabajo dignas y para que quien es cuidada sepan cómo contratar estos servicios también con dignidad.

Y para ir comprendiendo mejor la importancia de los cuidados, os animamos a que las sigáis en sus redes, deis cuenta de sus actividades y, sobre todo, os hagáis esa misma pregunta que ellas nos hacen: ¿quién cuida a quien cuida? Tal vez así podamos poner en valor, entre todas, la imprescindible función que cumplen estas mujeres en la sociedad y empezar también nosotras a cuidarlas.

Este cruce de caminos que es Bidegurutzean está impulsado por Emaús Fundación Social y SOS Racismo Gipuzkoa, en estrecha colaboración con CEP Alforja (Costa Rica) y con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo. Y en él confluimos organizaciones como Butroi Bizirik en Transición, Cenderos, Darkum, Gu Haziak Gara, el grupo de Trabajadoras Hogar de SOS Arrazakeria, Adsis, Saretuz y la fundación Cristina Enea, con el fin de encontrarnos juntas en las comunidades inclusivas con las que soñamos.