Hoy la localidad guipuzcoana de Tolosa da inicio a su famoso carnaval con el chupinazo del jueves gordo, como todos los años. En esta ocasión, el Ayuntamiento ha difundido el texto de las asociaciones Jatorkin, Divina Asociación de Mujeres Nigerianas y Ana Yurdcomo llamamiento a celebrar los carnavales sin racismo. 

Se trata de un texto que apela a la reflexión sobre prácticas como el Blackface (cuando una persona blanca se pinta la cara para disfrazarse de negra), partiendo de preguntas básicas que hacerse a una misma a la hora de elegir el disfraz, como por ejemplo ¿Puedo incomodar a alguien? 

La difusión por parte del Ayuntamiento del comunicado ha recibido respuestas de personas que se sienten apeladas y ven vulnerado su derecho a disfrazarse de lo que consideren, a quienes va a venir alguien de fuera a decirnos cómo celebrar los carnavales. Sucede lo mismo cuando colectivos gitanos expresan su opinión sobre la celebración de los Caldereros, una fiesta arraigada en la sociedad guipuzcoana. Resulta curioso cómo quienes señalan que hoy en día no existen libertades, porque todo ofende a algún colectivo, parecen los más ofendiditos ante comunicados como el de Tolosa, tal y como expone Lucía Lijtmaer en su homónimo libro. 

Entonces, ¿Ya no podemos celebrar nada? Escuchar a quien te está diciendo que una acción le resulta violenta u ofensiva suele ser un buen primer paso, para luego hacer lo que consideres. Nadie va a prohibir los Caldereros, pero ¿Alguna vez le has preguntado a una persona gitana sobre esta fiesta? Habrá quien te señale la hipocresía de «celebrar al pueblo zíngaro» mientras el resto del año el antigitanismo estructural está normalizado en la sociedad vasca.

La mayoría de la población se declara abierta hacia la diversidad en general, al tiempo que reconoce la existencia de realidades discriminatorias en Euskadi y manifiesta una actitud de rechazo frente a las mismas. Así, la mayoría afirma que prefiere vivir en una sociedad diversa, con personas de diferente origen, cultura, creencias religiosas y orientación e identidad sexual. Conviene no pasar por alto, sin embargo, que estas tendencias generales positivas se vuelven algo más comedidas en relación con algunos grupos, entre los que destacan las personas gitanas, las musulmanas y las de origen extranjero, sobre todo en lo que se refiere a los espacios de relación más íntimos.

Barómetro sobre la diversidad en la CAE: Percepciones y actitudes hacia las personas gitanas

Neurtu 2022, Ikuspegi

 

Existe mucho trabajo antropológico de análisis y resignificación de nuestro folklore pendiente en nuestro territorio. El racismo, como el machismo, la homofobia, la transfobia o cualquier otro eje de opresión, están presentes en todos los aspectos de nuestras sociedades, por lo que las tradiciones son un reflejo de las mismas. Así como celebraciones como La fiesta de Moros y Cristianos en Alicante generan ahora conversaciones necesarias, no está de más escuchar a quienes, año tras año, tratan de hacer pedagogía sobre el tema. Esta revisión debe partir de la escucha de voces que históricamente han sido ignoradas. Para poder resignificar este tipo de celebraciones, es indispensable la participación activa de quienes son exotizadas y, consecuentemente, tratadas como las otras (Anaitze Agirre). 

Cabe recordar que las tradiciones y celebraciones no pueden ser nunca justificación para actitudes racistas y sexistas. Así lo ha recordado el Ayuntamiento de Hernani en la campaña Ez da sagardoa, zu zara. Hartu ardura (No es la sidra, eres tú. Responsabilízate), presentada junto a representantes de movimientos feministas y antirracistas del Consejo de Igualdad de Hernani.

Disfrutemos las tradiciones y las fiestas. Pero disfrutemos todas.