Ya está. El equipo de gobierno del ayuntamiento de Donostia ha decidido poner fin a las cenas diarias que, desde hace años, una red de personas voluntarias viene asumiendo para, ante la falta de acción institucional para garantizar ayuda humanitaria básica a las personas en exclusión residencial grave, proporcionar un plato de comida caliente a las personas que pasan hambre en nuestra ciudad. Una iniciativa ciudadana que, con sus propios recursos y el esfuerzo colectivo continuado de lo que supone la participación comunitaria día tras día, es una de las iniciativas de las que, como ciudadanía, podemos estar más orgullosas.
Ya está. Han decidido cancelar esta acción humanitaria. Y, lo más vergonzoso, es que para ello se han apoyado en los altercados ocurridos el pasado lunes tras una concentración no autorizada en el mismo lugar donde se reparten las cenas, en el barrio de Egia. En esa concentración participó, ni más ni menos, que el equipo del Partido Popular del mismo ayuntamiento. Acabar con la iniciativa era un objetivo que el equipo de gobierno municipal llevaba tiempo persiguiendo, y lo ha ejecutado en línea con las demandas de este grupo xenófobo. Al hacerlo, el equipo de gobierno del ayuntamiento da a entender que, movilizarse de esa forma y utilizar discursos de odio funciona, ya que ha dado voz y eco a sus reclamos.
Para SOS Racismo, esto es algo muy novedoso y altamente preocupante, en la medida que supone una aprobación de medidas no solo profundamente insolidarias, sino que, además, aplauden acciones que incitan a la polarización comunitaria. Y lo hacen en un contexto muy concreto; donde las movilizaciones por la inseguridad están derivando en la articulación de grupos encapuchados con barras de hierro que “patrullan” los barrios y agreden a jóvenes cuya apariencia semeja ser del Magreb.
No es un hecho aislado. Esta dinámica viene de tiempo atrás. Utilizando las redes sociales para vomitar todo tipo de mensajes xenófobos y amenazas directas hacia personas concretas que forman parte de estas redes solidarias. Y haciéndolo, además, bajo la acusación de que las instituciones democráticas no son capaces de garantizar la convivencia: es decir, advirtiendo que están dispuestas a saltarse las vías institucionales. Se ha levantado la bandera de la inseguridad ciudadana y se ha utilizado para culpabilizar a todo un colectivo. La justa indignación de quien es víctima de un delito ha sido aprovechada aquí para llevarla al molino del discurso xenófobo. Y, algunos vecinos, han comprado ese discurso. ¿Son conscientes de lo que está en juego?
Atender a la problemática de las personas víctimas de ciertos delitos es una obligación de las instituciones y de la policía, en primer lugar. Pero nunca puede hacerse a costa de violar los derechos de otras personas. Los jóvenes de apariencia magrebí están siendo víctimas de un acoso que, ese sí que genera inseguridad.
Estamos hablando de un colectivo de jóvenes, muchos de ellos en situación de precariedad, incluso sin tener techo bajo el que cobijarse y pasando hambre, frio y otras calamidades. ¿Qué tienen que ver, la inmensa mayoría de ellos, con la comisión de delitos? Nada. Sin embargo, se acusa a todo un colectivo.
Las instituciones están lejos de proveer recursos que palíen esta situación. Por el contrario, parecen haberse apuntado al discurso de la inseguridad y las únicas medidas que conocemos son de tipo policial. ¿De veras piensan resolver así este problema?
Nos creíamos a salvo de la ola de xenofobia que recorre Europa y, mira por dónde, ha hecho falta bien poco para que prenda en algunos barrios. Y no encontramos una respuesta institucional que lo confronte con hechos, no con discursos. ¿Estamos ante el inicio de un cambio, también, de discurso?
No. No es esta la Euskadi de acogida que queremos. Estamos a tiempo para reaccionar. Toca a todos los agentes sociales e institucionales ponerse a ello.
Donostia 23/10/2024
Gipuzkoako SOS Arrazakeria / SOS Racismo Gipuzkoa