JONE URIONAGUENA
SOS Racismo Gipuzkoa

SHEILA PADRONES
Emaús Fundación Social

En BideGurutzean estamos convencidas de que todas tenemos algo que aprender, pero también algo que enseñar. Por ello, hemos generado una serie de espacios de encuentro entre las organizaciones que forman parte del proyecto. En ellos, reflexionaremos sobre qué de todo aquello que hacemos está siendo efectivo para la transformación de las personas. 

Este recorrido inició el 29 de septiembre, en un primer espacio de toma de contacto. Allí establecimos una agenda común para que todas ellas nos vayan contando cuáles son sus puntos fuertes, transmitiéndonos los saberes adquiridos por el camino. Pero también para compartir dudas y aprender de las demás; algo que nos permitirá reforzar nuestras acciones. 

Así, el 27 de octubre fue el turno de Darkum, una organización que nació con un doble objetivo: prestar soporte y ayuda a colectivos en riesgo de exclusión social, al tiempo que normalizar los nuevos perfiles de la juventud vasca. En sus poco más de dos años de recorrido, cuentan con una larga trayectoria de acción. Y ello les ha permitido extraer algunos valiosos aprendizajes que han querido compartir con nosotras.

Las personas que forman parte de Darkum comparten un ideal: mejorar sus condiciones de vida. Pero el camino no es fácil, y menos cuando no conoces el idioma, la cultura o los convencionalismos sociales del lugar en el que te encuentras. Todo ello genera diferentes problemas entre las personas que transitan por estos caminos. Así, el 80% de las personas que participan en Darkum cuenta con problemas emocionales, el 67% con problemas de aprendizaje y el 52% con problemas de conducta.

El caminar junto a personas con estas características ha hecho de Darkum un laboratorio desde donde ensayar diferentes metodologías de trabajo hasta dar con la más adecuada a las necesidades del grupo. Así, quienes integran Darkum saben que es fundamental crear espacios de confianza donde las personas participantes puedan compartir sus vivencias, sus procesos, sus dificultades. Espacios donde se sientan identificadas unas con otras y se apoyen. De esta manera han conseguido que se dé un acompañamiento emocional que deriva también en un acompañamiento más operativo, desde donde comparten recursos y saberes. 

Y aunque generar estos espacios no fue fácil al principio, ahora saben cómo hacerlo. Lo hacen desde la escucha, dando voz a quienes participan y llevando a cabo sus propuestas: salidas al monte o a la playa, talleres de serigrafía, carpintería o arreglo de bicicletas, ir al cine, a jugar a fútbol, a un concierto… Y cuando el grupo no está inspirado, porque la situación vital en que se encuentran sus componentes se lo impide, las personas dinamizadoras despliegan sus herramientas para detectar las habilidades que éste tiene, proponiendo actividades que las potencien. 

Estas herramientas también han permitido detectar cómo acercarse al grupo. Desde la confianza, sí. Pero también desde sus códigos, unos códigos que a veces nos resultan desconocidos y que nos sumen en la incomodidad. Pero que también nos permiten abrir nuevas vías de diálogo: lenguajes, referentes culturales, tecnologías no exploradas que, tal vez, no dominemos. Es imprescindible indagar en ellos, utilizarlos sin juzgar, poniéndonos en el lugar de quien los usa. Porque ello nos permitirá empatizar y acercarnos. Y así, empezar a generar lazos transformadores. 

Reducir los aprendizajes de Darkum a los aspectos aquí mencionados, sería no hacer justicia a su trabajo. Por ello, os invitamos a conocer mejor esta organización, a acercaros a sus actividades y a colaborar con ella. Porque todas tenemos algo que enseñar, pero mucho que aprender. 

Este cruce de caminos que es Bidegurutzean está impulsado por Emaús Fundación Social y SOS Racismo Gipuzkoa, en estrecha colaboración con CEP Alforja (Costa Rica) y con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo. Y en él confluimos organizaciones como Butroi Bizirik en Transición, Cenderos, Darkum, Gu Haziak Gara, el grupo de Trabajadoras Hogar de SOS Arrazakeria, Saretuz y la fundación Cristina Enea, con el fin de encontrarnos juntas en las comunidades inclusivas con las que soñamos.